¿Sabías que para que el CBD sea efectivo, primero debe ser "descarboxilado"? Sin la descarboxilación, el CBD permanece en estado bruto, en una forma poco activa para el organismo. Para beneficiarse realmente de sus efectos de bienestar, es necesario comprender cómo esta etapa química transforma la planta.
¿Qué es exactamente la descarboxilación ?
El CBD no nace activo. En la planta de cáñamo fresca, no se encuentra CBD, sino CBD-A, es decir, ácido cannabidiólico. Se trata de una versión ácida e inerte que tiene muy poca actividad en el cuerpo humano.
La descarboxilación es el proceso que convierte el CBD-A en CBD, eliminando un grupo carboxilo (COOH) de la molécula mediante calor. Al perder este grupo químico, la molécula se vuelve más estable y más "bioactiva", por lo que es mucho más eficaz cuando se consume como CBD. Jarabe THC o como calada por ejemplo.
Lo mismo ocurre con el THC. En la planta, el THC es en primer lugar THC-A. Sólo después de calentarlo (por ejemplo, fumándolo o cocinándolo) se convierte en psicotrópico. En el caso del CBD, esta transformación es igual de crucial para desencadenar sus beneficios contra el estrés, el dolor y el sueño.
¿Cómo se produce la descarboxilación?
El principal desencadenante es el calor, pero también intervienen otros factores, como el clima, o incluso la exposición prolongada a la luz o al aire libre (oxidación lenta). Sin embargo, es el calor controlado el que permite una descarboxilación rápida y eficaz sin dañar los demás compuestos útiles de la planta.
Temperaturas ideales
Para descarboxilar correctamente el CBD-A, hay que calentar el cáñamo a una temperatura precisa, alrededor de 110 a 120°C, durante 30 a 60 minutos. Si se superan los 140ºC, se corre el riesgo de quemar los terpenos o flavonoides, que también son compuestos aromáticos beneficiosos.
Algunas personas utilizan temperaturas más bajas durante un periodo de tiempo más largo para conservar el mayor número posible de componentes. Esto depende del resultado deseado, del tipo de preparación y, sobre todo, del método elegido.
Los principales métodos de descarboxilación
He aquí algunas opciones comunes, sencillas y eficaces para descarboxilar con éxito su CBD.
La descarboxilación en el horno es un método que se suele utilizar en casa. Basta con desmenuzar las flores de CBD (o el hachís) en una bandeja de horno forrada con papel de hornear y calentarlas en el horno a 115°C durante unos 40 minutos. No olvides remover una o dos veces para asegurar un calentamiento uniforme.
También puedes utilizar una caldera doble para evitar quemar los cannabinoides. Calienta suavemente tu mezcla (flores + grasa como aceite o mantequilla) en un recipiente colocado en un cazo con agua caliente.
Hoy en día existen aparatos dedicados a esta operación, que calientan a una temperatura estable, sin olores ni riesgo de cocción excesiva. Ideales para un uso regular y preciso.
La descarboxilación también se produce de forma natural con el tiempo, sobre todo si las flores están mal almacenadas (calor, luz, aire). Pero este proceso es lento, irregular y raramente suficiente para activar completamente el CBD.
¿Por qué es esencial la descarboxilación?
Puedes consumir CBD sin descarboxilación, pero es probable que te decepcione porque el CBD-A no tiene los mismos efectos en tu cuerpo que el CBD puro. Tiene algunas propiedades interesantes (antiinflamatorio, antimicrobiano), pero su acción es mucho más débil.
Como puedes ver, la descarboxilación es el vínculo esencial entre la planta de cáñamo en bruto y un producto eficaz. Sin ella, estás consumiendo CBD durmiente. Gracias a la descarboxilación, tienes acceso a todas las virtudes del cannabidiol en su forma activa.